domingo, 15 de mayo de 2011

ME GUSTAN PERRAS...



Siempre he tenido animales, unas veces de dos y otras de cuatro patas.

Aunque me gustan las sumisas gatas y las mujeres independientes o dependientes, pero inteligentes, resueltas, que no necesiten de mi mano mas que para salir de paseo y dormir al lado, estoy descubriendo que me gustan tambien perras.

En el mejor sentido de la palabra: fieles, observadoras y que defienden su terreno aunque sin enseñar colmillos, solo levantando la cabeza y acercandose por detras, como diciendo: no olvides que te sigo si me llamas...

A veces, parecen cachorros, todo lo lamen, todo es un juego y toda la curiosidad es poca para un dia.
Otras, son pastores y acompañan, guian, se ocupan de comidas y distraen a la marea de hijos, como si tal cosa fuera su trabajo diario y no tuviese mayor esfuerzo.

La mayor parte del dia, solo mueven una oreja y la ceja y te dicen que no, que hay que sentarse, que no vale, que ya esta bien, la paciencia es una virtud, aunque con sus pulgas tengan pocas...

Luego las ves cuando las heridas son profundas: te miran sonrientes, como si no pasara nada, para tranquilizarte y que no te preocupes, todo controlado.
Y te acuerdas de como te duele a ti y como te quejas, de como te recuerdan la medicinas o que hay que descansar, que la comida esta caliente, que hay que pensar en otras cosas, que te sientes, que lo cargan todo ellas... y vuelvo a pensar que me gustan perras, pero no sufrientes, y enseño yo los colmillos.

Y empiezo a pensar en la poca vergüenza de la gente, en la maldad, en la falta de respeto, en la poca sinceridad y humildad, y sigo enseñando los colmillos y espero la oportunidad de contar verdades y poner a cada cual en su sitio, porque si otra cosa tienen las perras es paciencia y la estoy aprendiendo, despacio, curando heridas y calmando ratos de charlas banales por no decir lo que duele, y sigo enseñando los colmillos y afilando la lengua y los dedos.

Porque si hay pocas cosas que tengan razón en este mundo en el que vivimos, son los refranes y los consejos de los padres y el preferido de los mios era: sientate a la puerta y verás pasar el cadaver de tu enemigo.
Aunque no hace falta cadaver, solo que mi perra se cure y coma de su hueso sonriente y a mi lado.

Lo dicho, empiezan a gustarme perras...

Un saludo

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